Tarde de verano en el centro de Madrid, el sol se hace insoportable en la calle, en la mente los clubs de playa de Ibiza, Miami, Grecia. Pero si estás en Madrid, estás en Madrid. Escapar al castigo del verano es fácil en la ciudad, solo hay que mirar al cielo.
Lo más importante despegar los pies del asfalto y subir todo lo posible para recibir el viento que viene nuestra sierra, si hay suerte serás compensado con el regalo del dios Eolo. Si además puedes acompañarlo con bebidas refrescantes estarás en el famoso cielo de Madrid.
Hoy os invito a descubrir una de las terrazas más «cool» de la ciudad, The Balcony, dos alturas que son las zona de piscina y solarium del Hotel Innside Suecia, un hotel muy antiguo que hoy gestiona Meliá y que tuvo el acierto en su remodelación de incluir esta joya estival.
Este hotel ha sido una referencia personal en mi vida ya que siendo muy pequeño ya disfrutaba yo de la gastronomía sueca que aquí se servía y me preparaba, junto a otros pocos restaurantes de cocina extranjera de la ciudad, para lo que sería mi pasión de por vida, la gastronomía. Conocido por haber alojado a Ernest Hemingway en Madrid y al Che Guevara o por ser la sede de la corriente guerrista del PSOE, vivió momentos convulsos de nuestra historia, él nació en el 56 y yo en el 63, nuestras vidas han corrido paralelas y hoy celebramos un gran cambio.
La nueva terraza de este abuelo de cemento tiene sin duda algunas de las mejores vistas de Madrid que se extienden hasta su salida por Plaza de Castilla por un lado y en su lado sur hasta la salida de la ciudad.
La refrescante visión de su original piscina aumenta más la sensación de club de piscina, aunque no se me animen los más marchosos de las noches de Madrid, es solo para los clientes del hotel, a los que es fácil verles disfrutando de ella a cualquier hora mientras otros toman una copa.
Su motivadora y pulcra barra blanca invita a ser abrazado por ella y sentarte frente al barman, cosa que me gusta especialmente. La figura del profesional frente a frente con el cliente compartiendo el secreto del cóctel que vas a degustar y si eres persona de fácil palabra seguro que algunas confesiones de la vida y el infinito con él o ella departirás.
Ya me había yo tomado alguna copa de cava en las calurosas tardes de Madrid en esta terraza, pero le debía una visita a Ramón Parra Esteban, un maestro en esto del arte del cóctel, así que un buen día me presenté allí con mi buen amigo, periodista y escritor Alberto Granados, aprovechando el regreso a Madrid de una de nuestras experiencias gastronómicas con estrella, no se me ocurrió mejor manera de terminar la tarde.
Allí nos esperaba con un día duro de trabajo, atendiendo a medios, cámaras y demás fauna del arte audiovisual, pillado pro sorpresa no se amedrentó y de inmediato se puso en marcha.
Comenzaría con un Sparkling Julep con Zumo de Lima, Sirope de Azúcar…
Un ingrediente esencial para el aroma y sabor de este estimulante cóctel es Ysabel Regina…
Sin olvidar el otro ingrediente esencial, el Champagne…
…menta fresca, cardamomo y algún secreto más terminan esta delicia muy refrescante.
¡Et Voilà! listo y terminado, nos gusta y descubrimos los aromas y sabores especialmente marcados de Ysabel Regine y del Champagne en fusión perfecta e integrada. Ysabel Regina es un coupage de los mejores brandies y cognacs añejados en barricas «húmedas» de Pedro Ximénez, una bebida que garantiza una base con cuerpo para un buen cóctel.
Estando donde estamos y siendo Ernest Hemingway una figura tan emblemática para este edificio no quiso Ramón que faltase un cóctel mítico que el maestro coctelero ha llamado Heminway Daikiri.
Un cóctel que mira a Cuba y al famoso Floridita donde nació el Daiquiri, ya lo dice la frase en la pared de La Bodeguita del Medio de mano del famoso escritor «Mi mojito en La Bodeguita, mi daiquirí en El Floridita».
Si tenemos en cuenta el calor que hace en la isla caribeña comprenderemos que uno de los elementos fundamentales de el Daikiri es algo tan refrescante como los cítricos, Ramón lo elabora con la versión original de Ron Bacardí que tiene más graduación, licor de Marrasquino, Pomelo Rosa, lima…
Fundamental agitar todos los ingredientes…
Terminar con una filigrana de cítrico…
Y así queda terminado nuestro segundo cóctel que Ramón prepara con arte, cariño y precisión.
Ramón Parra es un profesional con una dilatada carrera en este arte de la mezcla de emociones, en su pasado queda una formación en la Cámara de Comercio como mejor alumno del Bar Master Reserve, el trabajo con profesionales de la talla de Diego Cabrera o Carlos Moreno y la experiencia casi mágica de la coctelería molecular de mi admirado Paco Roncero, su paso por el «22» y su colaboración inestimable en “El gran libro del Gin&Tonic”, todo un éxito de publicación que agotó sus 30.000 ejemplares de tirada inicial.
Ramón tiene un evento de más de cien personas hoy y es el momento de partir, nos despedimos a pesar de las pocas ganas de marcharnos de esta delicia de terraza, en mi retina y mi paladar se quedan grabados sus dos cocteles. Con las mismas ganas de marcharse parecen los jinetes de la famosa cuadrigas del antiguo Banco de Bilbabo que parecen volar por encima de todas las terrazas, áticos y tejados de la ciudad, a pesar de sus 12,5 toneladas de bronce, plomo y hierro recubiertas de latón dorado, ahora pintadas de negro. Ellos se quedan para ser admirados desde The Balcony Innside Suecia.
¡Gracias Ramón preciosa terraza y excepcional trabajo, regresaremos pronto!