Impresionantes instalaciones donde a simple vista se percibe la más alta tecnología para la elaboración del vino, a vista casi de pájaro disfrutamos del espectáculo guiados por las palabras de Mercedes que nos sigue introduciendo en su mundo paso a paso.
La sala temporal de barricas es como casi siempre el lugar más emocionante de toda bodega, es el templo de meditación, el espacio donde el tiempo toma las riendas, donde el vino se toma aquello que por derecho le dará la vida.
Y llega el momento más esperado, en sala de cata nos adentramos en el interior de las muy famosas botellas negras de Habla. Comenzamos con un vino de guarda, Habla del Silencio 2011, sus atributos principales son la cereza, la mora, la menta y la pimienta. Un crianza de 6 meses en barrica francesa elaborado con Syrah, Cabernet Sauvignon y Tempranillo.
A continuación catamos Habla nª 10, en este caso sus atributos son el arándano, grosella, ahumado, chocolate y pizarra. Un crianza de 12 meses en roble francés elaborado con Syrah 100%, otro vino producto de la viticultura ecológica de Habla.
Habla nº 9 guarda en su interior nariz con notas de ciruela, cedro, hinojo, clavo y regaliz. Crianza de 13 meses de media elaborado con Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Petit Verdot.
Terminamos la cata con Habla 2003 CS y 2003 C, que ponen punto y final con un recuerdo en boca y nariz sorprendente. Cada uno hace su valoración y determina su preferido, aunque hay muchos que tenemos igual criterio la grandeza del mundo del vino hace que cada sumiller se decline por unos u otros.
Es hora de comer y acudimos al restaurante de la bodega con impresionantes vistas del viñedo, los camareros se afanan en descorchar Habla 1, Habla 7 y Habla 10.
Comenzamos la comida con un brindis por Habla y todo el equipo que hace posible tan emocionantes vinos.
La elección del menú ha sido extraordinaria para una mañana de otoño en Trujillo, un rico cocido que comienza con el servicio de una sopa cargada de sabor.
Seguimos con los imprescindibles garbanzos en perfecta cocción y también con todo el sabor de una buena elaboración.
Mercedes, encantadora en todo momento, nos ofrece ahora su Habla 1, romero, menta, pan tostado, y jara son sus aromas, elaborado con Cabernet Sauvignon.
Pulso firme el de Mercedes para servir otra de sus joyas con más solera, una delicia de vino que establece buena armonía con el cocido.
Buen cuerpo le hace falta a nuestro vino para aguantar la armonía con el compango del cocido que llega a nuestra mesa, y resulta airoso y mantiene su fuerza por encima de la grasa del tocino, del chorizo y de la oreja de cerdo.
Y terminamos tan agradable comida con unas natillas de postre.
Para bajar la comida nos propone Juan un paseo para visitar un lugar muy especial. En el camino puedo disfrutar del espectáculo de la vid en otoño donde algunos restos de la vendimia son visibles, uvas que aguantan mientras otras se van pasificando.
La Torrecilla es nuestro objetivo, la casa de Juan que guarda en su interior algunas sorpresas.
Juan Tirado, generoso y amable nos muestra su espléndida colección de carruajes. Nos contará su historia y su origen así como las veces que han sido utilizados en concursos y grandes eventos.
A continuación podemos ver su inmensa pista de doma donde su yeguada practica y ensaya a diario.
En el patio ha querido Juan que conozcamos a algunos de sus más espectaculares caballos, campeones en infinidad de torneos nacionales e internacionales.
Son tan dociles que incluso se resisten a morder la nariz del sumiller más alemán de la AMS, nuestro querido amigo Torsten, cuando se empeña en provocarles.
En las cuadras descansan otros formidables animales, algunos enormes y de una gran belleza ¡pura raza!
Para terminar visitamos la sala de guarnicionería y trofeos donde se encuentran los equipamientos de caballos y jinetes y donde se guardan una cantidad inmensa de trofeos, diplomas y menciones, un lugar fascinante para pasarse horas pero la noche se adueña de Trujillo y sus campos y debemos partir.
Última foto de todos los miembros de la AMS que han tenido el placer de visitar esta casa creadora de buenos vinos en una zona donde no prodigan las Bodegas.
Me despido de este post agradeciendo a Juan y a toda su familia y equipo la amabilidad y generosidad que nos han brindado y me quedo con esta imagen donde el gran Juan Tirado demuestra su amor por tan formidables animales, el mismo amor que demuestra poner en sus grandes vinos.