De vez en cuando tengo una morriña inmensa de mi querido Euskadi y de su gastronomía de ensueño, así que tengo que buscar lugares donde pueda soñar con estar en Donosti, en Odarribi… frente al mar o disfrutando de los placeres gastronómicos de mis amigos y cocineros vascos. Y mientras llega el momento me contento con visitar en Madrid buenos templos de la cocina vasca como El Pimiento Verde.
El cuadro de la entrada, de su establecimiento de la calle Lagasca (tienen tres restaurantes en Madrid) ya te predispone al estilo de cocina de las típicas sidrerías vascas.
Para abrir boca Anchoas de Santoña con pimientos asados acompañados por supuesto de una Heineken, una sidra o un buen vino. No puedo ver el mar pero lo siento en mi paladar en contrate con el sabor de la tierra de esos bien asados pimientos.
Y por desgracia no estamos en temporada,, ya que aquí lo suyo es degustar los deliciosos pimientos de Gernika, pero su profesionalidad y honradez les impide poner un producto tan bueno fuera de temporada, a falta de pan buenas son tortas y probamos sus estupendos pimientos de padrón, no es lo mismo pero están también estupendos.
Y ha llegado la hora del plato estrella por el que vienen a este restaurante gentes de todo el mundo, famosos y gentes humildes, Las Rosas de Alcachofas, un manjar digno de dioses que ya su presentación lo dice todo, al entrar en boca esperas encontrar ese punto amargo que pocos son capaces de anular en su cocción, en El Pimiento Verde lo han conseguido y acompañadas de una sal que las engrandece hacen de esta planta, que en España se llama Alcachofa blanca de Tudela y que es originaria de Egipto o del Norte de África, una delicia que te va a costar encontrar mejores. Así lo dice mi admirado Alberto Vazquez Figueroa: «Voy al pimiento verde porque tienen las mejores alcachofas del planeta» y Alberto ha viajado mucho, es más vivió en el norte de África de pequeño (leer su novela Arena y Viento), los lectores de todos sus libros lo sabemos bien.
Después de este manjar creo que ya nada me va a impresionar pero su Ensalada de bonito escabechado y su arroz cremosos a la marinera no es de desdeñar. Para terminar de una forma memorable nuestra cena probamos los Canutillos de Idiazabal, suaves, dulces, pero con el incomparable aroma de nuestros formidable quesos de Idiazabal. También nos ha gustado la Pantxineta , ese delicioso postre típicamente vasco que consiste en un hojaldre con piñones relleno de crema ¡para chuparse los dedos y dar gracias!
Me voy a casa contento por saciar mis ansias de Euskadi en este rinconcito del País Vasco en Madrid.
Estaremos al tanto de unas próximas Jornadas Txokeras con la presencia de prestigiosos cocineros de Sociedades gastronómicas de Euskadi que ya anuncian en su Web y visitaremos sus otros dos restaurantes en Madrid para contar más experiencias que me han quedado pendientes como sus carnes y su rape también famosos.
¡Salud y muchos años de vida para El Pimiento Verde!
Más info: EL PIMIENTO VERDE
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