Los que tuvimos la suerte de conocer esta sala en otros tiempos nos pusimos muy contentos cuando supimos que Paulo Airaudo, en su nostalgia quería recuperar el espíritu de este lugar dedicado al producto, la sombra de Alicio Garro es enorme, y lo hizo con la decisión de poner al italiano Nico Baron en sus cocinas. No se puede evitar la comparación con el pasado, a mi manera de ver no debemos hacerlo, son otros tiempos, el producto es espectacular, la elaboración impecable y el local sigue siendo el mismo…
La atención en sala no puede ser mejor, mucho personal para tan pocas mesas, pueden permitirse dedicarle a cada cliente todo el tiempo del mundo. Nico presenta los platos con cariño y se preocupa de verdad de saber si le han gustado a sus clientes, en ese sentido esa atención personalizada al cliente del pasado está aquí también. Le acompañan en sala su pareja Giulia Ugolini, y los vinos son cosa de Martín Flea.
Dos menús de mercado que cambian cada día, con dos entrantes, un pescado del día, tabla de quesos y un postre 160€, o con cuatro entrantes 200€, es la propuesta del actual IBAI, la calidad hay que pagarla. Empezamos con dos snacks donde el mar es protagonista y que abre con Percebes que presenta el chef aliñados y cortados.
Primer entrante unos Guisantes lágrima, perretxikos y jamón, no se puede pedir más, producto de primera división, intervención mínima y resultado ejemplar.
El segundo entrante son unos inmejorables Txipirones en su tinta y una de mis debilidades, un autentico lujo de preparación, mano y conocimiento destila Nico.
El pescado del día hoy es un Mero que prepara el chef con una perfecta salsa con la que lo baña en mesa.
La buena costumbre de cerrar la comida con queso se mantiene en IBAI.
Una buena selección de quesos artesanales del territorio con mermeladas sensacionales entre las que destaca la de higo, vendría de nuevo también por ella.
Y termino con una también impecable tarta de manzana, con cuidado hojaldre a la que acompaña el helado y esas pasas con gusto a canela, muy buena!!!
No se puede evitar el recuerdo, tampoco se puede evitar reconocer lo que se hace bien, aquí se come muy bien, no para todos los bolsillos pero si no te llega y quieres conocerlo siempre puedes venir a tomarte unos pintxos en la barra.