Lejos de decisiones absurdas que separan a la gran ciudad inglesa de Europa, Londres muestra su cara más exclusiva en los clubs privados, hoy os quiero llevar a conocer The Arts Club uno de los más aclamados en estos momentos en la capital de Reino Unido. Fundado en 1863 por profesionales y amantes del arte, la literatura y las ciencias, abrió de nuevo sus puertas totalmente renovado en octubre de 2011.
He quedado aquí con Raúl Martínez, Jefe de sala de la Brasserie del Club y uno de nuestros compatriotas atrapados por la gran ciudad, es uno de los lugares con más ambiente de Londres. En sus mesas gente guapa y famosa por doquier se afana en disfrutar y sonreír mientras descubren los nuevos platos del chef ejecutivo Jean-Luc Mongodin, un francés al que no le gusta que le hagan fotos. El Head Chef es Justin Ip.
Un nutrido grupo de cocineros montan platos de forma meticulosa en la barra, lugar donde comeré y viviré un servicio a ritmo de rock & roll.
Una vez situado en mi lugar y con la cámara guardada discretamente para que los famosos no crean que soy un paparazzi arrancamos, con un Château Lafitte que me acompañará toda la comida.
Comenzamos con un refrescante Ensalada de Tomates (Heritage Tomato Salad).
Un entrante fresco para dar paso a un sugerente Jurel con salsa de cítricos (Yelowtail)
Seguido de una ensalada de langostinos (Langoustines Salad). El Chef acaba de incorporar este plato a la carta y se muestra muy interesado en saber mi opinión, perfecto punto semi-crudo de los langostinos que el chef sabe acompañar con unas verduras de temporada, rábano, zanahoria…
Un Tartar de atún (Tuna tartar) con aguacate y una base de soja componen el plato que llega ahora a mi mesa.
Un plato templado es la siguiente propuesta del Chef que nos presenta un original Escabeche de pulpo.
Un juego de sabores y notas de color alrededor de un buen Foie Gras con mango mantiene la frescura de los platos, entra en juego la suma de frutas como catalizador de la grasa del hígado
Mi principal será un Lenguado de Dover a la Grenobloise, de buena tersura en la carne y bien cocinado. Llego tocado a esta comida después de otras grandes e intensas vividas en Londres pero el producto merece la pena y doy buena cuenta de él.
La sorpresa llega con el postre, acabo de llegar de varios días recorriendo Roma y la Costa Amalfitana junto al Chef Julián Mármol para la apertura de su nuevo restaurante Kyushu en Amalfi y hemos trabajado mucho con los limones de Amalfi. En la carta de The Arts Club puedo ver el postre que más me llama la atención “Lemon Amalfi”, la tentación es grande y no puedo dejarla pasar, una joven repostera argentina es la responsable de esta agradable creación, Victoria Villella (pastry chef) que trabaja en el equipo del jefe de pastelería Claude Lamarche. Y no me arrepiento, suave, elegante, emocionante, me hizo viajar de nuevo a Amalfi disfrutando de la fragancia y sabor de sus famosos limones.
Raúl me sugiere probar otros dos postres y le hago caso, serán unas Fresas Garigutte, acompañadas del helado de las mismas fresas.
No quiere mi amiga repostera que me pierda el postre Kugelhopf, un exquisito bizcocho con almendras que en efecto merece la pena ser probado.
Y terminamos con un Banana sticky toffe, otro postre bien realizado que demuestra la buena mano de los pasteleros de este club.
Al terminar Raúl me propone conocer el club en profundidad. Comenzaremos por las habitaciones de su pequeño hotel. En consonancia con el resto del Club. Elegante, con un diseño contemporáneo y con el arte como denominador común.
En sus paredes, escaleras y techos el arte se manifiesta de forma continuada con pinturas, esculturas y lámparas artísticas.
En las escaleras que conducen a su discoteca o club de noche se encuentran sorprendentes pinturas y caricaturas de la época de años pasados de los socios que vivieron este club en su versión más clásica.
La visita a su restaurante japonés me invita a regresar muy pronto para conocer lo que su chef pueda proponerme, el espacio es muy acogedor y su cocina vista muestra la elaboración de los platos a todos los comensales. Dispone de terraza exterior.
Me despido de Raúl y sigo mi periplo por Londres a la búsqueda de nuevos lugares singulares, la sensación de haber viajado en el tiempo me acompaña, los retratos de los antiguos socios de 1800 se han quedado grabados en mi retina y no puedo dejar de pensar que otros buscadores del sabor debieron pasar por este lugar muchos años atrás, es posible que en otra vida yo mismo hubiera pasado por aquí…
