Continúo aquí el relato de mi último viaje al Somontano que comenzaría en los viñedos de Viñas del Vero y que me llevaría a vivir una noche mágica en la Bodegas Blecua con la gastronomía del Restaurante Las Torres de Huesca de los hermanos Abadía.
Al finalizar toda una jornada en el viñedo se me antoja imposible una noche tan especial como el día, la llegada a la casa solariega de Blecua cambió este pensar. La bodega Blecua se encuentra a poca distancia de Viñas del Vero, en dirección a Barbastro-Alquézar. La finca Blecua, más conocida como la torre Blecua, data de finales del siglo XI, utilizada en esta época como lugar de retiro por los monjes benedictinos franceses de Santa Fe de Conques. En sus catorce hectáreas de superficie, situadas en la zona más central del Somontano, se incluye una hermosa casa que Viñas del Vero ha restaurado para construir la bodega en la que elabora su vino más emblemático: Blecua. Poco más de diez años han sido suficientes para que Viñas del Vero, la bodega líder de la Denominación de Origen Somontano, cuyos primeros vinos salieron al mercado en 1990, alumbrara uno de sus proyectos más deseados, la creación de una bodega para la elaboración de su vino de alta gama: Blecua.
En la misma entrada nos recibe José Ferrer, Enólogo y Director de Producción de Blecua, serio y reservado nos da la bienvenida y nos introduce en su mundo, un mundo llamado Blecua que abrió sus puertas en el año 2000 y que a pesar de su juventud ha recibido los reconocimientos más destacados del mundo del vino.
Y quiere José que comprendamos que para entrar en la bodega hay que tener antes algunos conceptos claros, Blecua es el resultado de «la triple selección: de viñedos, racimos y barricas». Viñas del Vero tiene hoy una de las extensiones de viñedo propio más importantes de España, en total se trabaja en 1.000 hectáreas de las que 750 son de su propiedad. Así, cada año, seleccionan los siete mejores viñedos de cuatro variedades de uva diferentes: Merlot, Cabernet Sauvignon, Garnacha y Tempranillo con la finalidad de establecer la base de Blecua. Después y tras una cuidadosa vendimia manual de estos viñedos, y ya en la bodega, se vuelven a seleccionar los mejores racimos.
Posteriormente, comienza un artesanal y mimado proceso de elaboración que culmina con la selección de las mejores barricas de cada una de estas cuatro variedades de uva.
Solamente configuran el Blecua final aquellas barricas que han superado varios procesos de selección tras esmeradas catas realizadas por los enólogos. Así, se consigue un único vino de producción limitada que supone lo mejor que Viñas del Vero es capaz de obtener cada año.
La espectacular bodega enclavada en unas cuevas naturales guarda el secreto al amparo de la oscuridad, allí Ferrer trabaja como un alquimista en la creación de sus vinos y es aquí cuando se abre ante nosotros y muestra un carácter verdadero y amistoso, nos dará a probar mil y una combinaciones en las que trabaja.
Cada uno de los vinos se introduce en barricas nuevas de roble francés de Allier procedentes de cuatro tonelerías diferentes. Transcurridos doce meses, se procede a la selección de las mejores barricas de cada uno de los vinos. Una vez seleccionados los mejores vinos, se realiza el ensamblaje definitivo que se lleva a barricas por otros ocho meses. Por lo tanto, Blecua permanece durante 20 meses en barrica. Una vez transcurrido este tiempo, el vino es embotellado directamente de las barricas sin ser sometido a procesos de estabilización y filtración.
Somos conscientes de ser unos auténticos afortunados, el enólogo es la primera vez que hace esto con invitados en la bodega, nos ha dado a probar todo su trabajo y nos ha pedido humildemente su opinión. Ante tanto profesional, sumiller y nariz privilegiada hay opiniones de todos los gustos pero a José le parecen interesantes todas y su sonrisa y mirada cómplice demuestra estar disfrutando con nuestra visita. Me acompañan en esta aventura Ángel Luis Vellón (Restaurante Il Bambino-Madrid), Isaac Gómez Monedero (Restaurante Palio-Ocaña), Juan Carlos García (Restaurante Choco-Córdoba), Michele de Vita (Restaurante La Gastrotaberna-Madrid), Manuel Fernández Ranera (Restaurante Aldaba-Madrid), José Manuel Castro (Restaurante La Gastroteca-Ávila), Juan Gil (Gerente Comercial zona centro de González Byass) y Juanma Terceño (sumiller de González Byass).
Después de aprender, disfrutar y conocer el proyecto Blecua en profundidad, comenzamos un camino de armonía con los vinos de Viñas del Vero, Secastilla y Blecua y la cocina del Restaurante Las Torres. En la sala Rafael Abadía y su equipo, en la cocina Alberto Abadía, Sergio y el resto de su cuadrilla nos harán soñar con esa gastronomía tocada con una estrella Michelin.
Abre la cena un Viñas del Vero Riesling Colección 2013 . Amarillo pálido con reflejos verdosos. En nariz intenso, fruta blanca, cítricos y frutas tropicales, marcada mineralidad con notas balsámicas. En boca bien estructurado, frutoso y con una fresca acidez, persistente.
Unos aperitivos acompañan a este famoso Riesling, sabores de tierra y bosque, unos muy apetecibles níscalos.
No puedo olvidar en esta comida el formidable pan artesano realizado por estos cocineros panarras, una costumbre que necesitamos se vea cada día más en todos los restaurantes ¡pan artesano por favor!
El segundo vino será un Viñas del Vero Clarión 2012 elaborado con uva gewurztraminer y chardonnay. En copa brillante color amarillo verdoso suave, con aromas frutales a piña, frutas de hueso (albaricoque), pomelo, maracuyá, notas florales de flor de naranjo. En boca fresco, complejo, digno de ser acompañado con un plato sugerente.
Y digno es su compañero de armonía, un carnoso y sabroso Tomate Rosa con Arenque, en esta tierra del Somontano se encuentran unos impresionantes tomates, llenos de sabor, materia prima Km 0 de autentico lujo que se expresa por si sola. El toque del arenque y del aceite también de Somontano hacen de este sencillo plato un lujo total.
El final de este tomate cargado de aromas y sabores de la tierra nos da el paso a un Viñas del Vero Clarión 2007. En nariz notas florales y frutales. De nuevo en este vino de marcado carácter varietal encontramos flor de naranja con notas de rosas, y al igual que en su hermano de 2012 notas de frutas como la piña, la maracuyá, el pomelo y frutas de hueso como el albaricoque.
En copa muestra su precioso y suave color amarillo pajizo de baja intensidad con reflejos verdosos, casi oro líquido. En boca además de las notas de frutas ya mencionadas encontramos lácteos y tostados con un final redondo y goloso muy apetecible.
Compañero ideal para este vino será un arroz presentado en cazo de forma individual.
En su interior un Arroz cremoso con Pulpo y Cebolla Babosa, otro plato de 10 para los hermanos Abadía.
Para el siguiente plato establecemos una comparativa con Secastilla. En laderas pedregosas situadas por encima de los 700 metros sobre el nivel del mar, han recuperado viñedos muy antiguos de Garnacha. Con estas uvas y otras complementarias vendimiadas a finales de octubre elabora esta bodega un vino complejo y muy diferente. La primera cosecha fue la de 2001, la producción es muy limitada.
Las añadas a comparar son Secastilla 2009 y 2005. En su añada de 2005 encontramos un color de rojo intenso, en nariz aromas frescos a fruta madura y notas balsámicas, donde destacan puntas de regaliz, aceituna negra y chocolate. En boca notas lácteas, de nuevo chocolate y el emocionante final de tostados y café, muy equilibrado. Mientras en la añada de 2009 encontramos color rubí profundo con tonos violáceos. Interesante acidez y mineralidad con notas de manzana, regaliz y bombones de licor. En boca la interesante densidad e intensidad de la siempre emocionante garnacha.
El exquisito plato elegido, para esta contienda entre dos añadas que deberán expresar cuerpo y verdad, es un Lenguado con Crujiente de Oreja, sabores de tierra adentro y de profundo mar en una delicada creación que marca texturas crujientes y suavidad potenciado todo ello por una salsa que refuerza el conjunto. Un plato y armonía con dos grandes vinos para recordar.
El cuidado y brillante servicio en sala de Rafael Abadía exige ahora decantar los siguientes vinos, Blecua entra en acción.
De nuevo una comparativa de dos vinos, Blecua 2007 y Blecua 2004 Magnum, ambos con un solo plato.
El primero es servir será Blecua 2007, las variedades utilizadas para la elaboración de Blecua son: Merlot, Cabernet Sauvignon, Garnacha y Tempranillo. La primera cosecha comercializada de Blecua fue la de 1997, solamente se embotellaron 15 barricas.
Blecua 2007 color cereza picota oscuro, goloso, algo licoroso con fruta muy dulce, fruta negra, notas minerales, de pimiento, chocolate negro, tabaco, cedro, notas balsámicas y tostados. Un vino con cuerpo y de acidez muy equilibrada.
Blecua 2004 Magnum, redondez exquisita. Color cereza picota, con aromas de cueros, frutos negros maduros (moras, ciruelas y cerezas), balsámicos, pimienta, café, regaliz, vainilla, tabaco, tostados de barrica y especias (pimienta negra y clavo), con una madera bien integrada y un emocionante fondo mineral. Una joya bien reconocida.
El plato de Las Torres para acompañar a estos dos pesos pesados del mundo del vino es un delicioso Ternasco Montañés, presentación clásica de un plato de carne bien seleccionado para nuestros dos vinos con cuerpo, sus notas balsámicas y marcados tostados nos ayudan a iluminar más en boca, si cabe, la exquisita carne de los hermanos Abadía.
Abandonamos los sabores y aroma de Blecua para regresar a Viñas del Vero, en este caso un Viñas del Vero Gewürztraminer Colección 2001, elaborado con uvas de Gewürztraminer del pago “El Enebro”, mediante el proceso de maceración en frío de las uvas recién vendimiadas con la finalidad de extraer el máximo de su peculiaridad varietal.
Color dorado con irisaciones muy brillantes. En nariz notas de rosas blancas, lychi y almíbar. En boca notas de flores blancas, un toque especiado y notas de miel, magnifica acidez y final de suaves notas amargas propias de esta variedad. 
Acompañamos con este último vino de la cena al postre propuesto por el chef, Chocolate, Zanahoria y Pasión + Magdalena Mañanera una original y sabrosa forma de cerrar esta espectacular noche que culminaba un día no menos genial en los viñedos de Viñas del Vero, Secastilla y Blecua.
En la mesa quedan la muestra de todos y cada uno de los vinos que hemos catado y que ahora están en su punto de cata perfecto, abiertos nos mostraban todas sus características personales.
Sus botellas ya vacías nos indicaban el final de la noche.
Aunque Juanma Terceño y Michele de Vita con su vena cómica se empeñaban en prolongar la velada con estos vinos del Somontano.
Aunque este día hemos estado bien acompañados por José María Ayuso (Director Agrícola), Amparo Cuéllar (Marketing Manager González Byass), Enrique Artasona (Gerente) y Diego Mur (Brand Manager Viñas del Vero), nos despedimos de todos ellos con esta imagen de los hermanos Abadía y Sergio del Restaurante Las Torres y de José Ferrer (Enólogo y Director de Producción) que de alguna manera han sido el alma de lo que bebimos y cenamos aquel día, les agradecemos a todos ellos y al equipo de Viñas del Vero tan especial cena y día.
Pero antes de marcharme, como señal de respeto y admiración al trabajo de Ferrer y todo el equipo de Blecua, quiero bajar en soledad de nuevo a esa bellísima bodega donde sus cuevas impresionan y te hacen reflexionar sobre nuestros tiempos y el pasado, mucho ha cambiado el mundo pero la forma de hacer el vino sigue teniendo el encanto de exprimir el mosto de unas uvas que se cuidan con amor y dedicación durante muchos meses para luego guardar su zumo en la oscuridad, en el silencio, todo un ritual que ha acompañado a nuestra civilización en el pasar de los tiempos. Aquí me quedo inhalando los efluvios del noble Blecua y del tiempo, aquí me quedo sin prisas, en el silencio y la oscuridad viviendo la emoción de este momento tan especial que me da la vida.
