De nuevo en Barcelona para adentrarme en un espacio gastronómico y enológico donde el vino es el protagonista, he quedado con César Cánovas, sommelier de Monvinic, trabaja acompañado de Ramiro Gutiérrez-Zamora y Antonio Giuliodori que ya me esperan a mi llegada.
Intimista, elegante, discreto y minimalista, un espacio pionero creado en 2008 por Sergi Ferrer-Salat con la intención de crear una selección única de vinos en el mundo.
Entrar en su bodega es algo realmente espectacular, al final la luz, en el interminable pasillo referencias de los mejores vinos de todo el mundo.
Me puedo quedar todo el día aquí buscando vinos y disfrutando al leer añadas, procedencias y etiquetas de hoy y del pasado.
Pero debo sentarme a comer y descubrir la otra parte fundamental de este negocio, la gastronomía del chef Guillén Oliva. El local está concebido con mesas continuas, en las paredes se proyectan las fotos de los muchos colaboradores y productores que trabajan con Monvinic. La música excepcional, el mejor Jazz del mundo, otra de las preferencias del creador de Monvinic.
Para seleccionar tus vinos puedes utilizar la bien planificada carta digital en tablet o pedir la opinión y consejo del sumiller, ellos te aconsejarán correctamente los vinos más apropiados para cada plato.
Y comienzo mi experiencia con espumoso llegado de Nueva Zelanda, Brut Cloudy Bay Pelorus ideal para comenzar nuestra comida.
Comenzamos con unas Setas de Castaño (Bolet de castanyer crujiente en parmentier) con exquisita presentación en cazuelita. Sabores de campo, Monvinic presume de tener un producto de primera calidad proporcionado por sus proveedores artesanales y aquí lo demuestra.
Seguimos con un Queso Albadrod con Calabaza (Queso Almedroc Mas d’Eroles con carbassa), una delicada presentación elaborada con queso de cabra de pasta blanda sin corteza, orujo y aguardiente, se produce en Terrades (Girona), sabor con historia que se remonta a 1324. Existe ya una receta de su elaboración en el recetario medieval anónimo Sent Sovi, una autentica joya literaria gastronómica que sigue los pasos de los orígenes de la completa cocina catalana.
Nuestros amigos de Monvinic nos presentan ahora un Tapenade Oleum Flumen con albahaca y tomate secado muy bien equilibrado en sal y con el sabor intenso de unas aceitunas de Cataluña. La presentación asemeja un jardín de tierra oscura donde nacen pequeñas flores y hierbas.
Ahora daremos cuenta de un bonito Blini de Mató y Verduras, el Mató es un delicioso queso fresco catalán con menos porcentaje de grasa que otros quesos, también debemos remontarnos a la edad media para encontrar los inicios de la elaboración de esta joya que utiliza leche de cabra u oveja, su fabricación es puramente artesanal con un proceso de hervido de la leche y coagulación con un elemento vegetal (Cynara cardunculus), jugo de limón o un elemento animal como el cuajo.
Cambiamos de registro para disfrutar de los platos principales, ahora catamos un Gratallops Planassos 2009, una exquisitez para el paladar embotellado para 600 privilegiados, fermentado de cariñena de viñas viejas en 36 meses en roble francés sin filtrar. Fredi Torres crea en el Priorat este producto artesanal trabajando con mulas en pendiente, recoge la uva con mimo y la prensa manualmente. Con la ecología por bandera trabaja por gravedad y practica la biodinámica. Elaborado con 100% Cariñena.
Comenzamos con los principales, un espectacular Jarrete de ternera meloso de Cal Tomàs caramelizado al horno nos muestra una vez más las bondades de un producto de primera calidad seleccionado, jugosa y con sabores de antaño cuando la carne sabía a carne. El chef sabe sacar partido a estos productos tan especiales nacidos en tierras catalanas.
En Monvinic siempre podemos optar por Pesca salvaje del día al horno con hierbas, es también nuestra elección para disfrutar un pescado muy fresco y bien cocinado.
Acompañamos nuestro pescado con unas también muy frescas verduras llegadas de campos de Cataluña cultivados con cariño por payeses.
Para terminar nuestra comida catamos ahora un interesante Madeira, Henriques and Henriques de 10 años de crianza y elaborado con uva Sercial. Un color ambar, brillante y con tonos dorados da vida a nuestras copas acompañado de un buen cuerpo y aromas a frutos secos.
Y buscamos unos postres adecuados para establecer una rica armonía con el Madeira, un Pastel Vasco para empezar.
Aunque sin lugar a duda el postre de Monvinic que me arrebata es su Cazuela de Avellana, un exquisito pastel que contiene en su interior una insuperable crema de avellanas, tocado con avellana natural tostada y acompañada de helado. Anteriormente se servía en cazuela aunque ahora sea un pastel.
Nuestra comida llega ya a su final, quiero conocer al nuevo chef de Monvinic, Guillén Oliva, para hacerle una foto le pido que pose con un producto especial…
…y lo hace con una preciosa becada que en el restaurantes se sirve con el nombre de Becada de St. Hilari en croûte.
Me despido de este templo del vino, del jazz y de la gastronomía acompañado del chef que nos ha preparado una comida para recordar, espero poder regresar muy pronto ya que me queda mucho por probar y catar, he viajado por todo el territorio catalán descubriendo sabores muy suyos, sin necesidad de utilizar productos que requieren kilómetro de transporte, una filosofía que me gusta ¡gracias por la atención prestada amigos!