Divisando en todos los sentidos cientos y cientos de toneles repletos de vino llegamos a la Tonelería.
Aquí se encuentran los únicos alambiques de Jerez en activo donde se elaboran las tres versiones de Lepanto: Clásico, OV (Oloroso Viejo) y PX (Oloroso Pedro Ximénez) en versiones seca, semi-seca y dulce. La técnica permite evaporar un 5% del alcohol al año partiendo de los 75º hasta llegar a los 36º de forma natural, con 15 años de envejecimiento se obra el milagro.
También en estos alambiques de destila Soberano.
También en estas bodegas se encuentra otra curiosidad, la veleta más grande del mundo en funcionamiento, certificada por Récord Guiness donde por supuesto no falta la silueta del logotipo de Tío Pepe.
La gran Bota del Cristo nos da la bienvenida en la Bodega Los Apóstoles, en su interior aguarda ser embotellado el famoso Palo Cortado Apóstoles. Con una capacidad de 33 botas, 16.500 litros, se construyó en Alemania y lleva el nombre de Cristo por su capacidad de 33 botas que se asocia a los 33 años de edad a la que murió Cristo.
Los otros toneles que acompañan a la Bota del Cristo tienen grabados los nombres de los doce apóstoles y están situados de la misma forma que Leonardo Da Vinci los pintó en «La Santa Cena» con un único cambio, sustituyeron el nombre de Judas Iscariote por el de Matías
Aunque dada mi propensión a viajar en el tiempo y el infinito amor que tengo a la historia y al culto al vino me quedo con las Botas Centenarias que se encuentran en un ángulo de esta impresionante bodega en la que he tenido la oportunidad de organizar algún evento espectacular donde gastronomía y enología han sido los protagonistas.
Y si de historia se trata aquí hay tanta para escribir libros y libros, tendremos la oportunidad de descubrir el sentido de la histórica venencia, cuya función es extraer el vino de los toneles permitiendo atravesar el velo de flor o capa de levadura que reposa sobre el vino, evitando que el velo se mezcle con el vino extraído. El origen etimológico de la palabra venencia viene de avenencia, en el pasado en las bodegas se hacían tratos de compra o venta del vino, cuando había trato se sellaba con un brindis del propio vino extraído con la venencia.
En la Bodega La Constancia, la primera creada por su fundador en 1855, descubrimos estos secretos y algunos más sobre la crianza del famoso Tío Pepe y por supuesto las muchas andanadas de albero llenas de botas firmadas por una gran cantidades de personajes.
En una de las botas se puede leer esta interesante placa que relata la solución del famoso «Pleito del Sherry» que quedó resuelto el año 1.967, lo mejor de la historia queda en el último párrafo «TRAS RESPONDER A 245 PREGUNTAS TODOS LOS REPRESENTANTES FUERON ALENTADOS CON UNAS COPAS DE JEREZ SIN LEVANTARSE NI SUSPENDER LA SESIÓN CONTINUANDOSE ESTA HASTA COMPLETAR 638 PREGUNTAS Y RESPUESTAS» ¡Genial!
Más contemporáneo encontramos el del también genial director de cine norteamericano Steven Spielberg que visitó las bodegas en 1987. Pasamos por la Bodega Solera 1847 donde envejece el vino dulce más destacado de González Byass.
Y llegamos al momento más esperado, mi rincón preferido de estas bodegas, el llamado antiguo cuarto de muestras o laboratorio, aquí el tiempo no ha pasado desde 1887, los sucesores del fundador de estas bodegas quisieron mantenerlo como él lo dejó el día de su muerte
desde entonces no se ha tocado y telarañas y polvo lo demuestran, es sencillamente un lugar mágico. En las botellas que el polvo no ha ocultado completamente podemos leer los años de las mismas, muchas son muestras de los envíos realizados a Gran Bretaña en aquellos años.
En una de sus paredes descansa el retrato de Manuel Mª González Ángel que parece dibujar una mueca de satisfacción al ver conservada su obra y tanta gente interesada en ella. Siempre soy el último en salir de esta sala y le guiño el ojo para guardar su memoria y agradecer tan buen trabajo, mi imaginación me devuelve el guiño e incluso una sonrisa ¡no me cansaré nunca de venir aquí a verle y saludarle D. Manuel!
Como personalidades que son, sobre todo para los más pequeños, los ratones bodegueros tienen también su espacio de gloria.
No es difícil ver a estos personajes si no se hace ruido, que no es nuestro caso, incluso es posible verles encaramados en una pequeña escalera que les lleva a una copa de jerez y es que los bodegueros tienen respeto y aprecio a estos simpáticos roedores que se alimentan de algunos insectos enemigos de las botas a las que atacan e inutilizan poco a poco, por ello se merecen un trago de vez en cuando.
La calle Ciegos, que pertenece a la ciudad de Jerez pero que se encuentra en el interior de la bodega, el Patio Andaluz y la Calle Emparrada (conservada en estado original) son motivo obligado de visita por su singularidad y belleza.
Nuestra visita toca fin y es hora de catar lo visto, Juanma Terceño se encarga de la elección y demuestra que la visita merece la pena no exclusivamente por su magnifica historia.
Copa en mano damos oportunidad a mi cámara para inmortalizar el sacro momento de la cata, acompañado de Juanma y nuestros compañeros enólogos.
Ya en las calles de Jerez no podemos sustraernos a la bella fachada de este genial despacho de vinos ilustrado con los azulejos de la época, un despacho de 1925, una foto regalo para nuestro amigo y enólogo Manuel Morales de Ronda.