Después de disfrutar del impresionante entorno de este singular restaurante nos recibe su Chef, Xosé Torres Cannas, comparte trabajo y dirección con su hermano Xoán, sumiller y Nariz de Oro 2004. Amable y gran conversador nos hace disfrutar de buenos momentos en la mesa de su cocina.
Una cocina donde no me importaría comer. Amplia, luminosa y bien dimensionada y organizada para grandes servicios. No debemos olvidar que sus salas tienen capacidad para servir eventos sociales de gran formato.
La sala donde cada día se sirven sus tres menús (tres precios para tres propuestas a cada una más sorprendente) es el lugar elegido para disfrutar de lo que está por llegar.
Nuestra mesa nos deja perplejos, a la izquierda una superficie de agua con nenúfares, al frente la Ría y el paisaje verde. Minimalista, emocionante, hoy podría quedarme todo el día aquí disfrutando de la inmensa paz de este lugar mágico.
El sumiller nos recomienda y hacemos caso de sus sabios consejos, por supuesto será un vino gallego, Ratiño 2010 de Bodegas Forjas de Salnés. Una joya local de la que se producen exclusivamente 1000 botellas, elaborado con Ratiño 100% variedad autóctona de la subzona del Salnés en Rías Baixas. La variedad está casi extinguida, es la única bodega del mundo que elabora vinos con ella. Nos emociona su mineralidad y complejidad que armonizará con todos los platos sin perder ritmo ni fuerza ¡todo un descubrimiento!
Para inaugurar nuestro especial vino llega un aperitivo fuera del menú, una empanada que te rompe los esquemas, estás esperando la impactante creatividad en sus platos y te sirve lo más tradicional de su tierra, me encanta el juego y me encanta la espectacular empanada que nos ha servido ¡hoy voy a ser feliz!
Primer entrante para otro clásico,
Caldo Gallego y me gusta por su contenido y continente. Identifico de forma inmediata la vajilla de
Sargadelos que conozco desde muy pequeño y no por ser gallego ni por misvisitas a Galicia que han sido muchas, viví siempre en Madrid muy cerca de una tienda que tenía muchas piezas de la firma, por eso es para mí muy reconocible. Doy la vuelta al plato y acierto «Sargadelos».
Pasamos al siguiente entrante y me alegra mucho saber que voy a disfrutar de un
Ceviche de Jurel que
Xosé ha convertido en una escultura al buen gusto. Nuevamente me encuentro es esos momentos de no querer mancillar un plato semejante con un corte de tenedor ¿se podría guardar para la posteridad o colocar en un museo? mientras mi acelerada imaginación sigue su cauce mis instintos primarios mancillan finalmente la obra de arte, y me alegro de hacerlo, el Chef lo ha creado para ser comida. Comienza mi camino al cielo, ¡Xosé eres muy grande!
No me he repuesto del placer del anterior plato cuando llega con brillante presentación un crujiente y caliente Pan de Caballa, deliciosas empanadillas con el sabroso pescado azul, geniales, me comería 20 pero debe seguir el pase.
Estamos al lado del mar y el chef deja patente su predilección por el pescado, predilección que yo personalmente le agradezco mucho. Siguiente propuesta, una Merluza Frita con Piel de Lima que no puede ser más fina ni mejor cocinada. Acompaña a esta merluza de pincho, de nuestro bravo Cantábrico, una suave emulsión de lima.
Rompe la continuidad de los pescados un atractivo Huevo Couland que nos sorprende por su juego de texturas y sabor.
Por poco tiempo, ahora degustamos un Bacalao con Cebolla, Cebollina y Cebolleta. Puede parecer sencilla la elaboración pero yo cruzaría el Atlántico para comerlo cada semana ¡impresionante!
Y el Atlántico cruzarán nuestros hermanos mejicanos al ver este Taco de Steak, una original y sabrosa propuesta con inmejorable presentación que cierra los principales y nos da el pase a los postres.
Primer postre muy fresco, sugerente, atractivo y divertido, es una Queimada Fría dentro de una Lima, se debe tomar bebiendo desde la apertura superior. Muy dulce y acido a la vez ¡me gustaaaaa!
Pero Xosé lo tiene claro, el último debe ser el más dulce, ese que te dará el toque final de una comida para el recuerdo, es un Requesón con Merengue y Miel, la suavidad y delicadeza dulce en un postre, sencillamente genial.
La despedida de la mesa serán unos ricos Petit Four que comparten caja con los diferentes tipos de azúcar para el café.
Ha sido una experiencia imposible de olvidar que contaré a mis sucesores, y no es para menos, me quito el sombrero ante un chef de la talla de Xosé Torres. Desde el promontorio natural que es el Restaurante Pepe Vieira despidiendo mi vista de la Ría digo adiós a este gran chef. Desde hoy cuento los días para regresar y poder relatar de nuevo lo que viviré en esta casa del buen gusto ¡Gracias por compartir tanto bueno con los demás!