Cuando un vasco me invita a un Txoko nunca puedo decir que no, si además es mi amigo Javier, artesano del pan y propietario de la panadería Banneton debo ir con la garantía de que lo pasaremos muy bien.
En el centro de Madrid, detrás de las Cortes Generales se encuentra el Euskal Etxea, Hogar Vasco. Un lugar que recuerda a las sociedades vascas de Euskadi, precioso edificio con cierto sabor al pasado.
Una vez que tomo posiciones y encuentro todos los útiles me pongo manos a la obra con una espectacular pieza de carne que nos ha traído Javier. En los fuegos un txangurro, unas setas por otro lado y unos pimientos en cazuela de barro.
Y entre tajo y tajo un sorbito de buen vino para iluminar el espíritu de los cocineros.
Al fuego con ellas, magníficos fogones los de esta cocina que nos permiten cocinar en unos minutos.
Y poco a poco vamos acabando la carne en su punto, en la sala contigua las mujeres esperan ya deseosas el trabajo de los cocineros.
Y el final es una cena alrededor de una tradicional mesa de madera con imágenes de caseríos vascos y piezas de labranza. Un precioso entorno para vivir una tradición que socios y amigos de los socios pueden disfrutar ¡va a ser cosa de hacerme socio!
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