Una noche muy especial me ha llevado al lado del puente de Rubén Darío en Madrid, concretamente en el Paseo de la Castellana, 33, mi objetivo esta noche pasada ha sido el archi famoso restaurante Luci Bombón del grupo catalán Tragaluz, grupo que tantas alegrías ha dado a Barcelona, con incursiones en Girona y Mexico DF. Entre sus restaurantes destacados se encuentra Mo, con una estrella Michelin.
En Madrid ya contamos con dos dignos hijos del grupo, El Tomate y el que hoy os traigo a mi post.
Parece curioso que esta zona de Madrid se está convirtiendo en un centro neurálgico del buen comer desenfadado en la ciudad, hace unos días os hablaba de Lateral en la acera de enfrente. Y es curioso por nacer todos ellos alrededor de un curioso museo que tenemos en nuestra ciudad y que pasa desapercibido para muchos madrileños y visitantes, os hablo del polémico Museo de Arte Público que realmente se inauguró en 1970, al aire libre bajo el puente y con obras excepcionales de grandes escultores, pero esta historia os la contaré otro día, ahora nos vamos a cenar.
La primera impresión al entrar en este atractivo restaurante en la curiosa distribución de diferentes espacios y alturas y sus ostras en hielo. Definida por sus creadores como brasserie moderna su original carta de madera anuncia arroces a la brasa, carnes, hamburguesas, pescado y otras sorpresas…
Con sabor catalán empezamos con una anchoas acompañadas de un rico pan tumaca, si yo puedo llamarlo así que de familia me viene la tradición y la lengua, y por supuesto está excepcional, bien tostado y su punto de tomate ¡para comerse un kilo!
Después las famosas alcachofas, que también se pueden deleitar en El Tomate y que ya tienen muchos seguidores en la ciudad, nos hacen de entradas.
Algunos de mis amigos han pedido unas suculentas hamburguesas que llegan en grandes pizarras muy bien acompañadas con patatas o verduras.
También han pedido el delicioso tartar de atún con aguacate, bien preparado y con la textura apropiada.
Pero yo, como siempre, no me puedo resistir ante un ceviche así que he pedido el ceviche de pez limón.
Muy bueno, su llamativa presentación en horizontal y su delicado color aceleran las papilas gustativas. Su textura en crudo lo hace delicioso unido a la acidez controlada, el equilibrio perfecto.
Para terminar un pastel de zanahoria que nada tiene que envidiar a los de Estados Unidos o los británicos. Con una suave y esponjosa textura acompañada de una rica crema, muy bueno.
Aquí también se puede tomar una copa es sus relajantes espacios
Como ya viene siendo costumbre el Grupo Tragaluz no me ha decepcionado, espero que pronto en Madrid tengamos más ejemplo del buen hacer de estos restauradores catalanes, ¡Rosa, esperamos tantos como en Barcelona!
Y hablando de Barcelona, mañana viajo a esta preciosa ciudad y os contaré algo de lo más nuevo de la reina del Mediterráneo.
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